Mi interés por Patricio despegó un día que aparentaba soleado y de viento calmo aunque las nubes de tormenta terminarían estrellándome como a los pasajeros de Lost.
Intercambiamos un par de palabras en el aeropuerto de Ezeiza y otro tanto en vuelo. Era la primera vez que me tocaba viajar con él aunque ya había escuchado rumores sobre su atractivo. Lo raro de esos comentarios era que provenían tanto de mujeres como de hombres, aunque al momento de conocerlo poco me importaron las habladurías sobre su indefinición sexual.
Era increíblemente lindo. El azul del uniforme de comandante de abordo le hacía juego con los ojos y la gorra le daba un toque tan Tom Cruise que era imposible resistirse.
Así fue como entre carros llenos de maní en sobrecitos y bebidas enlatadas nos fuimos conociendo. Aduana va, aterrizaje viene, al cuarto vuelo juntos me invitó a cenar.
Confieso que me temblaban las piernas cuando lo vi en el lobby del hotel, con un jean ajustado y remera negra. Supuse que mis horas frente al placard no habían sido en vano cuando me dijo que estaba linda, aunque de los nervios no pude ni balbucear un tímido gracias.
Cenamos, tomamos un buen vino y nos acostamos en la primera cita.
Si hoy me preguntaran qué tal fue el sexo de esa vez diría un reglamentario bien. Nada que lo ubicara en el podio de sementales aeronaúticos pero tampoco algo que impidiera un segundo encuentro bajo las sábanas.
Pero la segunta cita nunca se dió.
Seguimos viéndonos, pero nunca volvimos a acostarnos. Al principio pensé que podía ser porque no quería ningún tipo de compromiso con alguien que estaba todo el tiempo de viaje... Como él. Pero no. Muy a mi pesar me convertí en una especie de amiga asexuada con la que se compartía una bebida en algún aeropuerto o un chiste en la cabina de un viaje tedioso. Y nada más.
Un día, en pleno vuelo nocturno mientras la mayoría del pasaje dormía, lo encaré:
- Quiero hablar con vos, Patricio...
- ¿Qué pasa Isa?
- Bueno, nada... Es que no volvimos a estar juntos y la verdad... Extraño sentirte dentro mío.
Mientras le hablaba, mis manos acariciaban su entrepierna. Me tomó con suavidad de las muñecas y me apartó.
- Basta Isa... Basta. ¿Es que no te diste cuenta?
- No... ¿De que tendría que haberme dado cuenta?
- Soy gay Isa... Lo de la otra vez... Fue un error.
- ¿Yo fui un error en tu vida? ¡Maldita sea! ¿No significó nada para vos?
- No dramatices por favor... Seamos amigos, ¿si?
Contuve las lágrimas y asentí con la cabeza. Se me cerraba la garganta de la bronca y la humillación. Así y todo me contuve. Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
- ¿Amigos?, me dijo
- Amigos, contesté, mientras me alejaba rumbo al baño para llorar a gusto sin que nadie me viera.
Debut y despedida...
La historia de mi vida...
Pero la segunta cita nunca se dió.
Seguimos viéndonos, pero nunca volvimos a acostarnos. Al principio pensé que podía ser porque no quería ningún tipo de compromiso con alguien que estaba todo el tiempo de viaje... Como él. Pero no. Muy a mi pesar me convertí en una especie de amiga asexuada con la que se compartía una bebida en algún aeropuerto o un chiste en la cabina de un viaje tedioso. Y nada más.
Un día, en pleno vuelo nocturno mientras la mayoría del pasaje dormía, lo encaré:
- Quiero hablar con vos, Patricio...
- ¿Qué pasa Isa?
- Bueno, nada... Es que no volvimos a estar juntos y la verdad... Extraño sentirte dentro mío.
Mientras le hablaba, mis manos acariciaban su entrepierna. Me tomó con suavidad de las muñecas y me apartó.
- Basta Isa... Basta. ¿Es que no te diste cuenta?
- No... ¿De que tendría que haberme dado cuenta?
- Soy gay Isa... Lo de la otra vez... Fue un error.
- ¿Yo fui un error en tu vida? ¡Maldita sea! ¿No significó nada para vos?
- No dramatices por favor... Seamos amigos, ¿si?
Contuve las lágrimas y asentí con la cabeza. Se me cerraba la garganta de la bronca y la humillación. Así y todo me contuve. Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
- ¿Amigos?, me dijo
- Amigos, contesté, mientras me alejaba rumbo al baño para llorar a gusto sin que nadie me viera.
Debut y despedida...
La historia de mi vida...